Qué poco nos queda... en unas horas estaremos volando hacia Hong Kong. Cuando la vecina de casa me dijo que fuéramos a visitar a un terapeuta que vive allí, pensé que Hong Kong se trataba de un pueblo cerca de donde vivo. Nunca imaginé que su propuesta fuera tan loca... y que yo aceptara. Vio a mi hijo gatear en lugar de andar, con casi cinco años, y no dudó en preguntarme si Felipón tenía lesión cerebral. El día anterior me había hecho una pregunta a mi misma: ¿Estamos haciendo todo lo posible por él, en estos momentos? Llevamos casi dos años viviendo en Francia, siguiendo el mismo método, y en el cole, con su ayudante, sus profesores y sus compañeros de clase, avanzando poquito a poco, o muchito a muchito, según se mire. Cada día Felipón tiene menos hipotonía, habla más, construye frases más largas y complejas y se le entiende mejor, cada día quiere ser más autónomo, quiere jugar más a más cosas... cada día se aleja más del destino que según muchos en su día pronosticaron basándose en imágenes de su cerebro...

¿Por qué me hacía yo entonces esa pregunta? Desde que Felipón estaba en mi tripa, embarazada, he sentido que venía a marcar mi vida, nuestra vida como familia. Inició un camino, un despertar en todos nosotros, y no ha parado de darnos sorpresas. Cada vez que paramos o terminamos un ciclo, tenemos una idea nueva, sin forzar, llega una persona que nos dice algo que nos da la vuelta a todo... Pensaréis... pobre, cada vez que llega alguien a decirte algo, te agarras a ello porque estás desesperada... Ése es el pensamiento fácil de tener. Y nosotros responderíamos con un no rotundo. Cuando sabes que lo que llega es adecuado o no por la certeza que sientes y por la paz que te invade, por lo fáciles que se ponen las cosas para que avances... No, no nos dejamos llevar por lo primero que llega, al contrario, avanzamos con paso seguro aún a riesgo de no acertar. Sabemos que se trata de un paso adelante. Es más, cuando somos nosotros los que planteamos la pregunta a la Vida, como ha sido éste el caso, es que ésta está tramando algo. No es la primera vez ya... Y si su plan es llevarnos a China, desde luego, por algo será. 

Estamos entregados ya desde hace tiempo, sin miedo, porque sabemos que ésta es la única manera de ir aprobando asignaturas. Hablo siempre en el aspecto más sutil, en el del alma... Desde que llegó Felipón, y ése es nuestro regalo, trabajamos día a día, nosotros como padres, en habitar ese mundo del alma que antes parecia estar tan lejos...

En esta ocasión, tanto mi marido como yo sentimos que debemos continuar el camino, por él, por nosotros, y por las muchas personas que están pendientes de su evolución. Pero sobre todo, si estoy contando esto, que nos vamos mañana a China durante un mes a seguir un tratamiento nuevo que involucra además a toda la familia, es porque el mensaje que trato de transmitir a todas las madres de niños con lesión cerebral, de niños sin lesión cerebral, de mujeres en general, es que abrirte a la vida te abre en realidad puertas para ser feliz. Despertar según mi experiencia significa conectarte y no dudar. Conectarte o reconectarte, como lo quieras ver. A ti y en consecuencia a la vida, a su magia. Tu corazón te guía, tú haces preguntas y sabes si la respuesta que llega es para ti. No significa que sea la solución definitiva, la respuesta a todo, sino un paso más. No espero volver de China con un hijo que va gateando y entrará en el avión de vuelta andando. Vamos sin cerrarnos a resultados, no ponemos nosotros los límites, no llevamos agenda, al contrario, sabemos que el aprendizaje ya ha empezado y que sabremos su alcance más adelante... Sobre todo, seremos aún más ricos en experiencias de lo que ya somos.

Felipón desde el principio marca su camino y su ritmo, y nos arrastra al resto. ¿Cuál es nuestro mérito? Que le seguimos, no nos queda más remedio. Es más, seríamos tontos si no lo hiciéramos tras infinitas lecciones magistrales de la vida en estos años, y como no, algunas, las primeras sobre todo, de sufrimiento. Tanto, que descubrimos que debíamos soltar el control. Pero ese sufrimiento no es sólo el de haber sabido que tendríamos un hijo que no sería normal, según el concepto, erróneo, que tiene esta sociedad de normalidad, sino el sufrimiento de toda una vida. No es justo achacar a hechos puntuales nuestras penas sino a la manera que tenemos de afrontar cada una de ellas. Nadie nos ha enseñado, y creo que ahí está la clave, que no venimos a sufrir sino a aprender.

Por fin, llega un día, en el que cansado, extenuado, te entregas, y te liberas. Poco a poco. Así, te encuentras viajando a China, en un avión que nunca pensaste coger, porque en mi caso ni siquiera me iba a ir de vacaciones, sólo porque una vecina te lo ha propuesto... ¿Sólo por eso? Como bien dijo ella, nunca se me habría ocurrido proponerle esto a alguien, pero contigo lo tuve claro. Genial mensajera. También me dijo: aceptar las cosas como tú esta bien pero corres el riesgo de hacerte cómoda, no es dificil tras la tempestad, y así te arriesgas a no atravesar el mundo para buscar nuevas herramientas para tu hijo, herramientas que él necesita ahora y no necesitaba ayer... Sus palabras me llegaron y las hice mías... De acuerdo, me dije, si mi marido me dice que sí cuando se lo plantee, será que sí. Él siempre dice de primeras que no, no creáis que vive en el mismo país de amapolas que parezco vivir yo, por mis palabras... Mi sorpresa, que siempre consigue sorprenderme, fue cuando me dijo, adelante. Siguientes pasos, saber quien vendría conmigo y mis tres hijos pues mi marido se iba de viaje de trabajo un mes entero. Si todo se arreglaba fácil, sería que debíamos ir. ¿Por qué lo cuento...? Porque así es como funcionamos desde hace un tiempo, muchas madres me preguntan cómo hago para ir encontrando los pasos a seguir. Pues bien, si algo se pone fácil y tú sientes que lo debes hacer por la paz que invade tu corazón,tu brújula interna ... Tengo acompañante, un amigo que no lo dudó un instante, y mi madre que llegará para relevarle. Y mi marido, que hará el relevo final. El dinero... no es excusa, también va apareciendo. El terapeuta nos ha dado cita.


Me preguntan amigas madres,atascadas ,bloqueadas... Ábrete. La vida te muestra el camino, y puede que no esté la clave en tu hijo sino en ti. Puede que no aparezcan de momento terapias para él sino ayudas para ti, para que tú mejores y le ayudes a él con ello. Busca dentro de ti porque por algún lado estará la llave que algún día sin darte cuenta, escondiste... mira dentro de ti. Que tu hijo ha venido a eso, a decirte a gritos, aunque sean silenciosos porque su lesión le impida hablar, que te quieras, y cuanto mas tardes en darte cuenta, más tardarás en salir del círculo vicioso y de desesperación. En desbloquearte. Sólo así podrás saber lo que tú y él necesitáis.. ¿miedos? Claro... Una de mis mayores conclusiones, y son muchas, es saber que la sanación, la verdadera sanación, es la del alma, no sólo la del cuerpo,y lo mejor es que ambas en muchos casos,van unidas. Total,en este juego que es la Vida,nadie pierde nada por probar cuando la sensacion es la de que está todo perdido ... y esto,amigas,somos muchas las que lo hemos vivido . 

Comentarios

  1. Bravo Rocío!!! Siempre nos enseñas con lo que escribes!
    Os deseo un viaje fabuloso y una experiencia buenísima para todos!
    Sigue contando!

    ResponderEliminar
  2. Rocío son fantásticas tus palabras!! Qué suerte ha tenido también Felipón con vosotros!!Eres infinitamente positiva fuerte y generosa, y Felipe como parte de ti también lo es. Un besazo!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario