Iñaki trajo Melatonina para regular el sueño, pero en pastillas, y por lo visto así no pueden tomarlo los niños. Aquí, en las farmacias, para que te den Melatonina en gotas te las tiene que recetar un médico. Lo mismo pasa con los supositorios para el estreñimiento en bebés y Pía lo tiene desde que llegamos así que ambas cosas se juntan y aunque pasa los días estupendos y sonriente como siempre, por la noche le cuesta dormir. Anoche nos dieron de nuevo las 2 de la madrugada a ella y en el paquete a Candela y a mi. Felipón volvió a salvarse, en la cama de Iñaki. Voy a echar de menos a este compi, hombre raro donde los haya, paciente; pero su mujer, Auxi, estará encantada de tenerle de nuevo en casa. Se está portando como un campeón, teniendo en cuenta que no tiene hijos, está haciendo un master de cómo sobrevivir y dar de comer, además, a niños, en una semana.
Le releva mi madre, que llega el sábado por la tarde. Él se va la noche del jueves así que el viernes y prácticamente todo el sábado lo pasaré aquí sola con los tres. No me importa la verdad. Lo único es que me faltan manos porque dos de los tres no andan, y tenemos que ir a las terapias, pero pediré ayuda a una señora que me han recomendado, de confianza, para que me acompañe empujando un carrito. Si llevo a Pía en mochila y a Felipón en carrito, que es la opción que hago siempre en Francia, el transporte público se complica un poco pero podría ser si ella no puede. Ahora le mando un mensaje. Estoy en la fase de no complicarme la vida más de la cuenta, que siempre he tenido esa tendencia y estoy en un momento, o al menos lo tengo puesto en mis intenciones diarias, de quererme un poco y no estresarme a lo tonto.
Todo los que os cuento de que no conseguimos dormirnos temprano acaba en lo mismo... aún no hemos logrado llegar al desayuno del hotel, que cierra a las diez de la mañana, y está incluido en la reserva. Se despiertan a la 1 o incluso más tarde. Os podéis creer que hoy, tras decirle a María que no podíamos quedar para dar un paseo a las 10.30 porque aún dormían los niños, hemos comido un bocadillo casi corriendo camino de la terapia a las 4 de la tarde...? Eso Candela y yo, Iñaki no tenía hambre, que él sí se levanta a correr y desayuna como un campeón y Felipón uva tras uva, está obsesionado. Viviría a base de mandarinas, zumos y uvas. Se le va a poner cara de uva, hoy de la mala, que imagino por el cansancio, pero tenía bastante mal genio. Se ha cogido una rabieta en la clínica del Profesor Chan que era para asustar a cualquiera, chino o no. A gritos. Y entre lágrimas decía que me hicieran el tratamiento a mi. He estado a punto de tumbarme en la camilla feliz y mandar a Felipón al descansillo fuera de la sala para no oírle y relajarme pero el Profesor Chan lo tenía claro, su paciente es él. Al final he dicho que yo espero serlo también, que me haga un hueco. Creo que me ha dicho que sí.
Atiende a varias personas a la vez, son sus ayudantes quienes ponen los aparatos mientras él supervisa y está ratos con cada paciente. Es muy cariñoso con los niños, les ha dejado a los míos un iPad con Peppa Pig, ellos emocionados, normalmente no les dejo. Han estado más de media hora ensimismados con los dibujos, pero amigos, cuando se lo ha quitado, antes de terminar la terapia, porque necesitaba tumbar a Felipón en la camilla, se ha montado una de escándalo, la que os he contado antes. El profesor Chan ha estado brillante, le ha dicho a Felipón ¨has venido aquí a sanarte, no a ver el iPad¨. Yo le he dicho, muy bien dicho, por eso no se lo dejo yo muy a menudo. Y él me ha contestado, pues está bien poner el veneno delante para que después sepan cuando lo vean decir hasta donde sí y hasta donde no. Si no les das la opción, siempre lo querrán probar de otros y así aprenden a tener el control sobre sus vidas. Pues bien dicho también. Ya a estas alturas del viaje no digo que no a nada...
Felipón lloraba y se abrazaba a mi al ver que se llevaba a su cerdito favorita. Chan le ha dado 3 minutos para llorar... Llora lo que necesites que las lágrimas son parte del tratamiento, se limpia el organismo, y del jet lag he añadido yo. También, ha dicho simpático él. Nos llevamos bien. Le he dejado terminar de tratarle a pesar de que han pasado los tres minutos y Felipón seguía llorando desconsolado... Hay veces que las madres sentimos que no pasa nada por dejarle llorar y como yo ya le estaba abrazando, he dejado que terminara su terapia. No es nada invasiva, ni le toca casi. Con rayos infrarrojos le han estado apuntando todo el rato en el lóbulo de la oreja, primero una y luego otra, a la vez que con otra máquina, de energía cuántica, la apuntaban en la frente y otras máquinas, de luz verde, con energía vibratoria, vigilaban la escena detrás de su cabeza. Las ayudantes que se lo han estado haciendo me contaban que con ello estaban trabajando directamente sobre el craneo, y sí es verdad que yo iba notando como éste cambiaba ligeramente de forma, en la zona de la frente. Parece de locos, verdad¿? Yo les he dicho, esto es como magia, en cuestión de minutos se puede modificar un craneo. Se reían, no es magia, es el trabajo del Profesor. La frente parecía estar metiéndose ligeramente hacia dentro. Ellas decían que se debía a que la basura que tenía dentro estaba retirándose, y que de ahí saldría de su cuerpo por la orina o las heces. Al desaparecer de la cabeza, en el cerebro hay más espacio para que circule la sangre y por lo tanto el oxígeno. Todos tenemos esa basura, resultado de la alimentación, de la contaminación que hay en el ambiente, etc... pero depende de lo fuertes que hayamos venido y de nuestros hábitos de vida, que la capacidad que tengamos para limpiarla sea mayor o menor. Un niño con lesión cerebral se entiende que tiene menos recursos y hay que ayudarle pues ellos tienen de por sí más dificultad para generar oxígeno.
Candela ha superado un gran miedo, la timidez, al pedir finalmente a la secretaria de la clínica que le dieran la contraseña del wifi, todo en inglés... No quiso durante 45 minutos, pero fue una campeona superando esta gran prueba que todos de niños enfrentamos en algún momento.
Nos vemos el miércoles de nuevo. Mañana descansa. En la sala había un niño que parecía tener autismo y el Profesor Chan le hablaba con mucho cariño.
Para llegar hoy hemos atravesado la bahía en barco. Hemos tardado siete minutos, está muy cerca. Hemos cruzado a la isla, a Hong Kong centro. Así haremos los martes y viernes. Es una zona de oficinas , de tiendas y de hoteles de gran lujo. Cuidado, limpio, y caro. Nada que ver con la zona que vimos ayer, Kowloon, mucho más auténtica y mucho menos turística, pero con mucho encanto. El tener las clínicas en zonas tan diferentes me gusta porque nos obliga a visitar una y otra a menudo.
Hemos vuelto en el metro y desde la última parada a nuestro apartamento, en el autobús, que pone el hotel gratuito. El conductor ha montado un escándalo, hoy era el día de los escándalos por lo visto, y a Iñaki le ha gritado para que se sentara, a mi me ha cerrado con la puerta en las narices mientras él veía si yo cabía en algún lado porque iba muy lleno y no ha dejado que Iñaki, cuando ha visto que sí porque sobraba un asiento, se levantara, con el autobús aún estacionado en la parada, a ayudarme a cargar el carrito de Felipón que había quedado en la acera. Iñaki se había subido primero con él para después bajar a ayudarme con el carrito de Pía pues yo ya la tenía en brazos. Dos personas que pasaban en ese momento por la calle me han ayudado y la gente del autobús, huéspedes del hotel, tenían los ojos abiertos como platos a pesar de ser chinos. Unos alemanes encantadores me han ayudado a bajar después al ver que tanto Iñaki como yo teníamos los brazos con niños y el conductor gritaba de nuevo para que nos diéramos prisa en bajar. Este señor desde luego tiene un problema consigo mismo pero yo lo he advertido en recepción del hotel, he contado lo que nos había pasado, no que tuviera un problema, para ayudarle a que lo resuelva rápido. No puede tratar así a la gente. Ni siquiera puedes dirigirte a él directamente porque sabes que no te va a entender.
Al final mañana no vamos al zoo, José no nos ha dicho donde nos llevará de excursión, pero sea lo que sea me ha gustado saber que hacíamos un plan alternativo. Iñaki me decía que si el tema de los zoos me enfada es porque hay algo que aún no comprendo ni acepto, y el objetivo es que no me altere mi paz ni que me produzcan rechazo. Yo le he dicho que no sería consecuente si fuera a ellos y pagara mi entrada pero que comprendo que otros lo hagan, habrá un día imagino en que no existan pero mientras existan aún tantas cosas en el mundo que hacen daño a niños y mayores, los animales tendrán que esperar. Es como la famosa pirámide de Maslow que grabé en mi memoria, de lo poco, en el colegio...
He dejado que vieran, ya en la habitación, a Peppa Pig un rato en el iPad. Para cerrar el capítulo que había tenido lugar en la consulta, tras la rabieta. Felipón feliz y Candela también, se han ido a la cama contentos y agotados. En este momento Candela asoma la nariz por la puerta, parece que es la única despierta ya... pero le digo que se acueste. En unos minutos iré yo.
Ahora en la cena, Iñaki me comentaba algo del propósito en la vida. Ayer yo os decía que un día muy importante en ella es cuando descubres a qué has venido. Pues bien, quería hacer un matiz, a ver si consigo explicarme. A la vez que escribo, comprendo, es mi propia terapia ... Lo que importa de verdad es la intención con la que lleves a cabo ese propósito. Si lo haces con alegría, con amor y buena disposición, está claro que es lo que marca la diferencia. También hablaba de ello con Candela hoy justo después de bajarnos del autobús. El conductor era un persona que estaba claramente haciendo algo que no le gustaba, pero en vez de hacerlo bien, muestra su descontento interno a la gente. Dicen que si haces tu trabajo, tu destino aquí, con amor y entrega... la vida decide que has aprobado una de las más importantes asignaturas. En consecuencia, los Morancos deciden trasladarte a otro sitio para que sigas aprendiendo, pues has aprendido lo que tenías que aprender. Nadie está por casualidad en su sitio de trabajo, ni en ningún lado. Sólo para aprender.
Hablaba con una amiga, muy amiga, a la que adoro, estos días, el ligero matiz que a veces existe en lo que debemos aprender. Ella ahora cree haber llegado al final de su camino en su trabajo. Un trabajo que le gusta pero en el que no se siente cómoda, por circunstancias de la vida que no puede cambiar. Sabe que está en ella sentirse bien y que cuando aprenda el por qué de lo que le hace sentirse mal allí, podrá cambiar de trabajo, o simplemente sentirse mejor. Lo que hace lo hace con entrega y alegría pero no debe ser suficiente para que las circunstancias o su forma de percibirlas cambien. Es difícil, porque hay que leer entre líneas, y esa es la gracia, que te exigen cada vez más, cuando te conectas, preguntas, pero no siempre te lo ponen fácil porque saben que puedes dar un poco más y ahondar en ti un poco más aún, hasta hacer clic y soltar aquello que toca en ese momento.
A mi en este momento de mi vida me ha tocado entregarme en cuerpo y alma a ser madre, y lo estoy disfrutando. Os puedo decir que al principio no me resultó fácil dejar todo para convertirme en terapeuta, no sólo en madre, de mi hijo. Buscaba escapatorias por donde fuera... pero la vida tenía claro lo que quería para mi. He aprendido miles, millones de cosas, en este tiempo, a ser paciente entre otras. Iñaki se asombra del ritmo tan lento para hacer cualquier movimiento con niños, de la cantidad de cosas que hay que coger antes de salir de la habitación... Antes me desesperaba, quería correr a la misma velocidad que cuando iba sola. Cuando llegué a vivir a Francia ahora hace dos años, pensé vaya, aquí no puedo hacer ningún curso para aprender cosas nuevas como cuando estaba en España. Otro idioma, tener que asentarme primero... Pero entonces comprendí, meditando, viviendo, que esto era lo que querían los Morancos para mi. Que integrara, que pusiera en práctica lo que había aprendido. Sólo con silencio y tiempo se puede. Y yo era lo que tenía. No para todo el mundo, pues colegios, etc no te dan para mucho, pero sí el suficiente para repasar, sentir y no huir. No busqué escapatorias esta vez. Sólo estar. Pasados unos meses perdí incluso los hábitos de meditar a diario, o estirar cada mañana temprano, pues me quedé embarazada y por alguna razón me olvidé de ellos. Incluso me asusté al ser consciente de ello. Me paralicé... volvería a ser la Rocío de antes¿? ... entran los miedos. Pero no, nacida Pía y recuperando mi cuerpo otra vez, me doy cuenta de que he avanzado en mi misma. Si te adaptas a lo que te toca... y aprendes a disfrutarlo, avanzas, apruebas asignaturas y nunca, nunca retrocedes. Puede que te duermas, a veces son bajones de energía vital simplemente, pero eso forma parte del camino. Despiertas de nuevo y así hasta que algún día comprendamos, ya fuera de nuestro cuerpo, el por qué de todo...
Os mandamos un beso muy gordo
Le releva mi madre, que llega el sábado por la tarde. Él se va la noche del jueves así que el viernes y prácticamente todo el sábado lo pasaré aquí sola con los tres. No me importa la verdad. Lo único es que me faltan manos porque dos de los tres no andan, y tenemos que ir a las terapias, pero pediré ayuda a una señora que me han recomendado, de confianza, para que me acompañe empujando un carrito. Si llevo a Pía en mochila y a Felipón en carrito, que es la opción que hago siempre en Francia, el transporte público se complica un poco pero podría ser si ella no puede. Ahora le mando un mensaje. Estoy en la fase de no complicarme la vida más de la cuenta, que siempre he tenido esa tendencia y estoy en un momento, o al menos lo tengo puesto en mis intenciones diarias, de quererme un poco y no estresarme a lo tonto.
Todo los que os cuento de que no conseguimos dormirnos temprano acaba en lo mismo... aún no hemos logrado llegar al desayuno del hotel, que cierra a las diez de la mañana, y está incluido en la reserva. Se despiertan a la 1 o incluso más tarde. Os podéis creer que hoy, tras decirle a María que no podíamos quedar para dar un paseo a las 10.30 porque aún dormían los niños, hemos comido un bocadillo casi corriendo camino de la terapia a las 4 de la tarde...? Eso Candela y yo, Iñaki no tenía hambre, que él sí se levanta a correr y desayuna como un campeón y Felipón uva tras uva, está obsesionado. Viviría a base de mandarinas, zumos y uvas. Se le va a poner cara de uva, hoy de la mala, que imagino por el cansancio, pero tenía bastante mal genio. Se ha cogido una rabieta en la clínica del Profesor Chan que era para asustar a cualquiera, chino o no. A gritos. Y entre lágrimas decía que me hicieran el tratamiento a mi. He estado a punto de tumbarme en la camilla feliz y mandar a Felipón al descansillo fuera de la sala para no oírle y relajarme pero el Profesor Chan lo tenía claro, su paciente es él. Al final he dicho que yo espero serlo también, que me haga un hueco. Creo que me ha dicho que sí.
Atiende a varias personas a la vez, son sus ayudantes quienes ponen los aparatos mientras él supervisa y está ratos con cada paciente. Es muy cariñoso con los niños, les ha dejado a los míos un iPad con Peppa Pig, ellos emocionados, normalmente no les dejo. Han estado más de media hora ensimismados con los dibujos, pero amigos, cuando se lo ha quitado, antes de terminar la terapia, porque necesitaba tumbar a Felipón en la camilla, se ha montado una de escándalo, la que os he contado antes. El profesor Chan ha estado brillante, le ha dicho a Felipón ¨has venido aquí a sanarte, no a ver el iPad¨. Yo le he dicho, muy bien dicho, por eso no se lo dejo yo muy a menudo. Y él me ha contestado, pues está bien poner el veneno delante para que después sepan cuando lo vean decir hasta donde sí y hasta donde no. Si no les das la opción, siempre lo querrán probar de otros y así aprenden a tener el control sobre sus vidas. Pues bien dicho también. Ya a estas alturas del viaje no digo que no a nada...
Felipón lloraba y se abrazaba a mi al ver que se llevaba a su cerdito favorita. Chan le ha dado 3 minutos para llorar... Llora lo que necesites que las lágrimas son parte del tratamiento, se limpia el organismo, y del jet lag he añadido yo. También, ha dicho simpático él. Nos llevamos bien. Le he dejado terminar de tratarle a pesar de que han pasado los tres minutos y Felipón seguía llorando desconsolado... Hay veces que las madres sentimos que no pasa nada por dejarle llorar y como yo ya le estaba abrazando, he dejado que terminara su terapia. No es nada invasiva, ni le toca casi. Con rayos infrarrojos le han estado apuntando todo el rato en el lóbulo de la oreja, primero una y luego otra, a la vez que con otra máquina, de energía cuántica, la apuntaban en la frente y otras máquinas, de luz verde, con energía vibratoria, vigilaban la escena detrás de su cabeza. Las ayudantes que se lo han estado haciendo me contaban que con ello estaban trabajando directamente sobre el craneo, y sí es verdad que yo iba notando como éste cambiaba ligeramente de forma, en la zona de la frente. Parece de locos, verdad¿? Yo les he dicho, esto es como magia, en cuestión de minutos se puede modificar un craneo. Se reían, no es magia, es el trabajo del Profesor. La frente parecía estar metiéndose ligeramente hacia dentro. Ellas decían que se debía a que la basura que tenía dentro estaba retirándose, y que de ahí saldría de su cuerpo por la orina o las heces. Al desaparecer de la cabeza, en el cerebro hay más espacio para que circule la sangre y por lo tanto el oxígeno. Todos tenemos esa basura, resultado de la alimentación, de la contaminación que hay en el ambiente, etc... pero depende de lo fuertes que hayamos venido y de nuestros hábitos de vida, que la capacidad que tengamos para limpiarla sea mayor o menor. Un niño con lesión cerebral se entiende que tiene menos recursos y hay que ayudarle pues ellos tienen de por sí más dificultad para generar oxígeno.
Candela ha superado un gran miedo, la timidez, al pedir finalmente a la secretaria de la clínica que le dieran la contraseña del wifi, todo en inglés... No quiso durante 45 minutos, pero fue una campeona superando esta gran prueba que todos de niños enfrentamos en algún momento.
Nos vemos el miércoles de nuevo. Mañana descansa. En la sala había un niño que parecía tener autismo y el Profesor Chan le hablaba con mucho cariño.
Para llegar hoy hemos atravesado la bahía en barco. Hemos tardado siete minutos, está muy cerca. Hemos cruzado a la isla, a Hong Kong centro. Así haremos los martes y viernes. Es una zona de oficinas , de tiendas y de hoteles de gran lujo. Cuidado, limpio, y caro. Nada que ver con la zona que vimos ayer, Kowloon, mucho más auténtica y mucho menos turística, pero con mucho encanto. El tener las clínicas en zonas tan diferentes me gusta porque nos obliga a visitar una y otra a menudo.
Hemos vuelto en el metro y desde la última parada a nuestro apartamento, en el autobús, que pone el hotel gratuito. El conductor ha montado un escándalo, hoy era el día de los escándalos por lo visto, y a Iñaki le ha gritado para que se sentara, a mi me ha cerrado con la puerta en las narices mientras él veía si yo cabía en algún lado porque iba muy lleno y no ha dejado que Iñaki, cuando ha visto que sí porque sobraba un asiento, se levantara, con el autobús aún estacionado en la parada, a ayudarme a cargar el carrito de Felipón que había quedado en la acera. Iñaki se había subido primero con él para después bajar a ayudarme con el carrito de Pía pues yo ya la tenía en brazos. Dos personas que pasaban en ese momento por la calle me han ayudado y la gente del autobús, huéspedes del hotel, tenían los ojos abiertos como platos a pesar de ser chinos. Unos alemanes encantadores me han ayudado a bajar después al ver que tanto Iñaki como yo teníamos los brazos con niños y el conductor gritaba de nuevo para que nos diéramos prisa en bajar. Este señor desde luego tiene un problema consigo mismo pero yo lo he advertido en recepción del hotel, he contado lo que nos había pasado, no que tuviera un problema, para ayudarle a que lo resuelva rápido. No puede tratar así a la gente. Ni siquiera puedes dirigirte a él directamente porque sabes que no te va a entender.
Al final mañana no vamos al zoo, José no nos ha dicho donde nos llevará de excursión, pero sea lo que sea me ha gustado saber que hacíamos un plan alternativo. Iñaki me decía que si el tema de los zoos me enfada es porque hay algo que aún no comprendo ni acepto, y el objetivo es que no me altere mi paz ni que me produzcan rechazo. Yo le he dicho que no sería consecuente si fuera a ellos y pagara mi entrada pero que comprendo que otros lo hagan, habrá un día imagino en que no existan pero mientras existan aún tantas cosas en el mundo que hacen daño a niños y mayores, los animales tendrán que esperar. Es como la famosa pirámide de Maslow que grabé en mi memoria, de lo poco, en el colegio...
He dejado que vieran, ya en la habitación, a Peppa Pig un rato en el iPad. Para cerrar el capítulo que había tenido lugar en la consulta, tras la rabieta. Felipón feliz y Candela también, se han ido a la cama contentos y agotados. En este momento Candela asoma la nariz por la puerta, parece que es la única despierta ya... pero le digo que se acueste. En unos minutos iré yo.
Ahora en la cena, Iñaki me comentaba algo del propósito en la vida. Ayer yo os decía que un día muy importante en ella es cuando descubres a qué has venido. Pues bien, quería hacer un matiz, a ver si consigo explicarme. A la vez que escribo, comprendo, es mi propia terapia ... Lo que importa de verdad es la intención con la que lleves a cabo ese propósito. Si lo haces con alegría, con amor y buena disposición, está claro que es lo que marca la diferencia. También hablaba de ello con Candela hoy justo después de bajarnos del autobús. El conductor era un persona que estaba claramente haciendo algo que no le gustaba, pero en vez de hacerlo bien, muestra su descontento interno a la gente. Dicen que si haces tu trabajo, tu destino aquí, con amor y entrega... la vida decide que has aprobado una de las más importantes asignaturas. En consecuencia, los Morancos deciden trasladarte a otro sitio para que sigas aprendiendo, pues has aprendido lo que tenías que aprender. Nadie está por casualidad en su sitio de trabajo, ni en ningún lado. Sólo para aprender.
Hablaba con una amiga, muy amiga, a la que adoro, estos días, el ligero matiz que a veces existe en lo que debemos aprender. Ella ahora cree haber llegado al final de su camino en su trabajo. Un trabajo que le gusta pero en el que no se siente cómoda, por circunstancias de la vida que no puede cambiar. Sabe que está en ella sentirse bien y que cuando aprenda el por qué de lo que le hace sentirse mal allí, podrá cambiar de trabajo, o simplemente sentirse mejor. Lo que hace lo hace con entrega y alegría pero no debe ser suficiente para que las circunstancias o su forma de percibirlas cambien. Es difícil, porque hay que leer entre líneas, y esa es la gracia, que te exigen cada vez más, cuando te conectas, preguntas, pero no siempre te lo ponen fácil porque saben que puedes dar un poco más y ahondar en ti un poco más aún, hasta hacer clic y soltar aquello que toca en ese momento.
A mi en este momento de mi vida me ha tocado entregarme en cuerpo y alma a ser madre, y lo estoy disfrutando. Os puedo decir que al principio no me resultó fácil dejar todo para convertirme en terapeuta, no sólo en madre, de mi hijo. Buscaba escapatorias por donde fuera... pero la vida tenía claro lo que quería para mi. He aprendido miles, millones de cosas, en este tiempo, a ser paciente entre otras. Iñaki se asombra del ritmo tan lento para hacer cualquier movimiento con niños, de la cantidad de cosas que hay que coger antes de salir de la habitación... Antes me desesperaba, quería correr a la misma velocidad que cuando iba sola. Cuando llegué a vivir a Francia ahora hace dos años, pensé vaya, aquí no puedo hacer ningún curso para aprender cosas nuevas como cuando estaba en España. Otro idioma, tener que asentarme primero... Pero entonces comprendí, meditando, viviendo, que esto era lo que querían los Morancos para mi. Que integrara, que pusiera en práctica lo que había aprendido. Sólo con silencio y tiempo se puede. Y yo era lo que tenía. No para todo el mundo, pues colegios, etc no te dan para mucho, pero sí el suficiente para repasar, sentir y no huir. No busqué escapatorias esta vez. Sólo estar. Pasados unos meses perdí incluso los hábitos de meditar a diario, o estirar cada mañana temprano, pues me quedé embarazada y por alguna razón me olvidé de ellos. Incluso me asusté al ser consciente de ello. Me paralicé... volvería a ser la Rocío de antes¿? ... entran los miedos. Pero no, nacida Pía y recuperando mi cuerpo otra vez, me doy cuenta de que he avanzado en mi misma. Si te adaptas a lo que te toca... y aprendes a disfrutarlo, avanzas, apruebas asignaturas y nunca, nunca retrocedes. Puede que te duermas, a veces son bajones de energía vital simplemente, pero eso forma parte del camino. Despiertas de nuevo y así hasta que algún día comprendamos, ya fuera de nuestro cuerpo, el por qué de todo...
Os mandamos un beso muy gordo
Pues a descansar hoy! Vaya aventura estáis viviendo y que buena experiencia!
ResponderEliminarBesos!