Pasito a pasito...


Fan de Rafa Nadal, a quien tuvimos la suerte de conocer hace unos días... Gracias Benito por hacerlo posible.


Felipón mejora cada día. Ayer durante la cena le dijo a su hermana: Candela, es mi turno, no me interrumpas. ¿Trato hecho? Para quienes sabemos el milagro que supone cada palabra, nos asombra que nuestros hijos construyan frases, y además las entendamos. Ayer también ocurrió algo que comparto con vosotros. Felipón, por cansancio, o por la razón que fuera, gritó y gritó y gritó, incluso le tiró un vaso de agua a su hermana. Fuera de lo asombroso que resultó, y de lo emocionante también, por qué no, son comportamientos ante los que no sabes muy bien como reaccionar. Por un lado, quieres aplaudir que tenga reacciones tan normales. Por otro, comprendes el esfuerzo que hace para todo, y te conmueve. Por otro, te enfadas porque su hermana está harta de que él sea el centro de atención el noventa por ciento del día, por unas razones u otras. Y ayer, eso ocurrió, Candela lloró, y yo me enfadé y le llevé en volandas a su cuarto mientras lloraba en plena rabieta como nunca le había visto. Por otro, sabes que un día para él está lleno de contradicciones, quiere cada vez ser más normal, algo que antes parecía lejano, y ahora, por cercano, puede que se le haga más difícil. Cada día toma imagino más conciencia de la distancia que existe entre sus actos y los de sus compañeros de colegio que andan, corren y juegan sin ayuda de nadie. Debe ser frustrante, a ratos, saber que tu cabeza puede cada día más pero tu cuerpo no reacciona a la misma velocidad. Que la gente, cada vez menos, sigue sin entenderte del todo y pregunta a tu madre en vez de a ti las cosas, que la gente, cada vez menos, sigue hablando delante tuyo como si no te enteraras de las cosas, que la gente, cada vez menos, te mire con pena. Cada vez menos. Pero tú te das cuenta cada vez más. No debe ser fácil que tu madre a veces te riña o te pida que andes más rápido o no te hagas pis porque ella, al contrario que esa gente, te exige por encima de tus posibilidades y pierde la paciencia o tiene prisa porque tu hermana tiene hambre o porque tu madre es humana y también está cansada. Y debe ser dificil aprovecharte de tus dificultades para que los demas hagan todo por ti incluso cuando puedes porque sabes que si mejoras mucho dejas de ser el centro de atención y serás uno más, para lo bueno y para lo malo. Estás en medio de todo eso, y tú tienes tu ritmo, y tus miedos, y tus filtros... Como cada niño, eres un ser único que necesita su trato especial, como niño con lesión cerebral tienes tus manías, tus dificultades... tus reacciones y tu ingenuidad infinita, y eso te hace necesitar un trato más normal que un niño normal.

Por eso, cómo no repetir a las madres, hasta hartarme, porque cada vez lo veo más, y siento que Felipón me transmite con más fuerza ese mensaje, que son esas madres, y por encima de todo, esas mujeres, son, somos, las que deben sanarse, de sus miedos, de sus inseguridades, de sus historias personales, para estar en su sitio, para escuchar su propio cuerpo, lo que éste quiere y le cuenta a diario, a veces a gritos. Todo lo que podamos y nos de tiempo en esta vida😅. Sanarse para no hacer caso a las voces de tu entorno que no te aportan lo que necesitas para seguir tirando del carro, y sanarse para no hacer caso a las voces de tu cabeza que te boicotean con sus argumentos y te hacen perder el tiempo, que te embaucan y te convencen de que hagas o no hagas cosas que en realidad tu corazón sabe que debes o no hacer, y generalmente nunca se ponen de acuerdo. Sanarse para salirte de roles. Sanarse para encontrar tu lado más femenino y ser mujer en plenitud y también para sacar tu lado masculino, saber poner limites y ser tú sin miedo. A propósito de esto, saque una foto a dos caracoles que me recuerdan al Yin y Yang del taoismo. Por algo se cruzaron en mi camino... o más bien, yo en el suyo.


Esta semana Felipe mi marido me decía que a lo mejor Felipón no controlaba del todo el pis, pues nos le devolvían muchos días del cole con varias mudas empapadas. Llegamos a dudar. Felipe le dijo, Felipón, si avisas a tiempo en el colegio para que te lleven al baño, te ponemos Peppa Pig como premio cuando estés en casa. Desde este verano, con el Profesor Chan, Peppa Pia nos persigue. No se ha hecho pis en toda la semana. Tremendo.

Yo llevo tres semanas yendo, cada lunes, a ver a Roberta. Cuando pregunté a la Vida si había algo que pudiera hacer por Felipón que no estuviera haciendo, apareció ella en la terraza de al lado y me dijo que debía ir a Hong Kong.

Cuando hace un mes pregunte a la Vida si había algo que debiera hacer por mi que no estuviera haciendo, a mi mente vino un mensaje claro: llama a Roberta. Yo no sabía a que se dedicaba. La llamé y me lo dijo. Es terapeuta y hace terapia regresiva y constelaciones familiares.  Me contaba que su regresión llega sólo hasta esta vida, hasta el momento en el que crecemos dentro del útero de nuestra madre. Eso no quita para que si tu subconsciente la lleva hasta otra vida no le escuche, pero por regla general tenemos bastante con resolver lo que nos hizo daño en ésta. Nunca he hablado con un terapeuta que me escuche, ni a mi subconsciente, y ella lo ha hecho. Sentía que llegaba el momento. Cuando llevas años escuchándote, se hace más fácil, y a mi que ahora me encanta el silencio, me apetece hablar y aprender. Desde que vivo en Francia, hace dos años, he estado conmigo misma, era el momento de salir. Allá que fui. Llega un punto en la Vida en el que no quieres perder más tiempo tamizando emociones o sin saber porqué se repiten ciertos comportamientos en ti o no tienes resultados acordes a actos que haces supuestamente bien. Llega un momento en la Vida, al menos yo, en el que te sientes tan conectada con ella y contigo que pides ayuda y te la dan. Y en este punto estoy, Roberta me guía y me indica cosas que ya sabía, otras nuevas, que están resolviendo dudas, destapando heridas mal cerradas y sanando mi alma a la vez que se sana mi hijo. Genial ese hilo conductor que hay entre las madres y sus hijos. Y me divierte, siempre diré que me divierte, salirme de mi zona de confort para avanzar. Y cada día pido que me den caña para saber más y avanzar más.

Queda poco para que vayamos a Madrid. Serán pocos días. Me encantará veros a todos los que pueda, el 28 y 29 además estaré en el taller compartiendo todo lo que pueda de todo lo que he aprendido en este tiempo, y me ha hecho más feliz y consciente, desde luego, de lo que era antes.

http://istharlunasol.com/es/rocio-martin-diez/taller-despertar-hacia-tu-corazon

Os dejo una foto de Felipón bajando esta semana las escaleras del parque. Bajó además, por decisión suya, agarrado de la barandilla con su mano derecha. Quien le conoce sabe lo difícil que parecía eso, hace unos meses no la reconocía como suya. El neurólogo nos dijo en la última visita que su cerebro no recibía esa señal. Pues ya la ha recibido. Y día a día se cumplen los pronósticos del Profesor Chan. Y yo sigo aprendiendo y sintiendo más cerca el espacio donde la energía cuántica hace que todo sea posible.


En unos meses tenemos idea de hacer la segunda visita a Hong Kong, y la última. Alguna madre ya está preparando su viaje, seguro que aprende y su hijo mejora... Seguro

Besos a todos!!!

P.D.: Mando un beso especial a Yago y a Celia. Y a Javier, y a Nicolás, y a Marina, y a Chicho, a toda la familia, por estos años de entereza y superación. Sois unos campeones. Os veo en unos días.

P.D. 2: Y otro muy especial a Felipe, de viaje este fin de semana, por estar ahí siempre acompañándome en este camino.

P.D.: Y a mi madre, que ha estado tres días en casa y me demuestra cada vez con más claridad como es posible sanarte por una hija. Gracias por estos días tan impensables hace un tiempo. Si lo de fuera es reflejo de lo de dentro, será que yo también he avanzado mucho en mi relación con ella, y por lo tanto, conmigo.

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