Hola a todos!
Los niños en casa, de vacaciones, un caos. Nos preparamos para esto todo el año y cuando llega nos cuesta romper con la rutina. Un niño "normal" se entretiene solo. Un niño con discapacidad, trae consigo la obligación de seguir con las terapias por miedo a que retroceda o no avance lo suficiente. La culpa llega entonces porque yo, en mi caso, tengo otras dos niñas, comidas que preparar, un perro que sacar, compra que hacer, planes que organizar juntos con dos manos, dos niños que las necesitan para andar (Pía no se arranca a soltarse y estoy convencida que es porque ve a su hermano), muchas cosas que escribir y un marido que viaja sin parar. En todo eso, sé que tengo que sacar un rato para hacer la terapia de Chan, alrededor de una hora al día (y otro rato más por la noche antes de dormir) y otro poquito al menos para conseguir que mi hijo ande solo, sin ayuda, porque de él no sale. Le chantajeo con algún caramelo.
Y entonces como cualquier ser humano tengo miedo de haber seguido un camino cómodo, aquí donde vivo. Porque donde vivo no hay muchas terapias. No hay muchos niños con dificultades del tipo que sea, y por lo tanto tampoco hay muchos profesionales que hagan terapia a mi hijo. Veo que las madres en Madrid, o en España incluso, van y vienen, prueban cosas, una tras otra, unas funcionan, otras no. A veces no funciona ninguna. Pero en cualquier caso te quedas con la conciencia tranquila porque lo estás dando todo. Y no te cuento si además juegas con el factor "intención" en el más amplio sentido de la palabra y pones toda tu buena "energía" en el día a día. Si además "sueltas" y no trabajas apegada al resultado, si trabajas con amor, respeto y dedicación en la recuperación de tu hijo. Ahí ya no hay lugar a dudas: Será lo que tenga que ser. Pues en muchas madres de Madrid, de España, cuando viajo y las veo, lo veo. Encuentro todo eso en ellas. Y es admirable, y emocionante.
Estos días, en los que tuve que buscar un vídeo de cuando hacía la terapia Doman a Felipón para una madre que me pidió saber cómo era el "chaleco antirodar" para que un niño deje de rodar como una croqueta para trasladarse y comience a arrastrarse, me acordé de lo que era el trabajo durante horas. Y ahora que me he hecho más cómoda, porque Felipón va al colegio, ya no le dedico tanto tiempo, no hay profesionales aquí a los que llevarle, tengo momentos de dudas. ¿Estaré haciendo todo lo que debo? ¿Está bien haber dejado tanto tiempo en estas vacaciones y durante el día el año, al juego, a estar en el parque o en la piscina? Nunca sabes. ¿Felipón estaría ya andando solo sin parar, o corriendo, o montando en bici? ¿Está así de bien por toda nuestra trayectoria o estaría mejor si yo lo hubiera hecho de otra manera? Porque el tiempo en un niño con lesión cerebral juega en contra si no lo aprovechas. No tengo la respuesta. Sólo os traslado mis dudas, porque sé que igual que yo las tenéis vosotras. A veces a la inversa. Muchas pensáis: pruebo demasiado y no le dejo ser niño.
La Vida sabe que no me gusta quedarme en el espacio de la comodidad, sabe que me encantan los retos y me divierte cómo éstos me exigen cada vez dar un paso más hacia delante en mi misma, y por eso me los pone en los momentos más inesperados. Pero es con esa "Vida" que me pone retos con la que hablo a diario para saber por donde o para qué.
Justo hace un año, pregunté a la Vida si estaba haciendo por Felipón todo lo que debía o había algo más que pudiera hacer. Y en ese momento apareció mi vecina y me mandó a Hong Kong a conocer al Profesor Chan. Hace justo un año estaba preparando las maletas, con la respuesta en el corazón. Hoy tengo las mismas dudas, de pronto, me asaltan. Siempre hay un algo más.
Por eso pregunto de nuevo a la Vida, hoy, si hay algo más que pueda hacer por mi hijo que no esté haciendo. Y justo en estos días Felipón está dando más pasos solos que nunca, y más recto también.
En un rato le haré la terapia de Chan. Tengo la gran suerte de tener sus máquinas en casa, de poder aplicar lo que he aprendido en este último viaje, que de nuevo he compartido con muchas familias. Puedo trabajar, y trabajo, en dar energía a sus chakras, porque tiene todo el sentido del mundo tener que dar energía al cuerpo para que éste pueda realizar cambios profundos incluso a nivel celular. Puedo trabajar y trabajo en hacer detox de columna, de intestinos, en la caja torácica, en el cráneo o en trabajar el cerebelo, según el programa que me han mandado hacer. Puedo trabajar y trabajo en poner mi intención para que esto ocurra más y mejor. Puedo trabajar en mi para estar bien y salir de las pequeñas o grandes dificultades del día a día con una lección aprendida. Pero, ¿hay algo más que podamos hacer?
Creo que la única respuesta que puedo darme ahora mismo, hasta que la Vida me de otra más, es que las madres somos mujeres y aunque a veces somos o parecemos super héroes, también necesitamos vacaciones de pensar. Y de hacer. Así que con lo que tenemos en la mano, con gestionar cada día de estas vacaciones con una sonrisa, sin entrar en el debate, en la polémica familiar, creo que estamos cambiando el mundo, nuestro mundo, y más allá, y además trabajando en la estimulación de nuestro hijo, que al fin y al cabo, siempre digo, es una de las muchas cosas que vino a enseñarnos.
Además, sólo así, sólo estando en nosotras, nos estamos preparando para que nos lleguen esas respuestas que a veces pedimos. Para que seamos conscientes de quienes somos, más allá de un ama de casa, más allá de una esposa regañona o complaciente, más allá de una ejecutiva estresada, más allá de una hija o de una madre, somos seres que venimos a aprender, a trascender dificultades, a sanar comportamientos y actitudes, y sobre todo, a ser felices aquí, en la Tierra.
Estos días, por muchos motivos, están siendo fuertes, de sacar conclusiones, de saber a marchas forzadas, sobre mi. Muchos cambios en septiembre en mi vida, muchos proyectos.
La que pueda seguir con su rutina sin caer en la desesperación, y vea que es bueno para todos, que siga. La que tenga que hacer un paréntesis, que lo haga. Que los grandes estirones siempre se han dado en vacaciones.
Besos a todos
Rocío
PD: Celebramos la última semana de colegio el primer cumpleaños de Felipón con sus amigos del colegio.
Los niños en casa, de vacaciones, un caos. Nos preparamos para esto todo el año y cuando llega nos cuesta romper con la rutina. Un niño "normal" se entretiene solo. Un niño con discapacidad, trae consigo la obligación de seguir con las terapias por miedo a que retroceda o no avance lo suficiente. La culpa llega entonces porque yo, en mi caso, tengo otras dos niñas, comidas que preparar, un perro que sacar, compra que hacer, planes que organizar juntos con dos manos, dos niños que las necesitan para andar (Pía no se arranca a soltarse y estoy convencida que es porque ve a su hermano), muchas cosas que escribir y un marido que viaja sin parar. En todo eso, sé que tengo que sacar un rato para hacer la terapia de Chan, alrededor de una hora al día (y otro rato más por la noche antes de dormir) y otro poquito al menos para conseguir que mi hijo ande solo, sin ayuda, porque de él no sale. Le chantajeo con algún caramelo.
Y entonces como cualquier ser humano tengo miedo de haber seguido un camino cómodo, aquí donde vivo. Porque donde vivo no hay muchas terapias. No hay muchos niños con dificultades del tipo que sea, y por lo tanto tampoco hay muchos profesionales que hagan terapia a mi hijo. Veo que las madres en Madrid, o en España incluso, van y vienen, prueban cosas, una tras otra, unas funcionan, otras no. A veces no funciona ninguna. Pero en cualquier caso te quedas con la conciencia tranquila porque lo estás dando todo. Y no te cuento si además juegas con el factor "intención" en el más amplio sentido de la palabra y pones toda tu buena "energía" en el día a día. Si además "sueltas" y no trabajas apegada al resultado, si trabajas con amor, respeto y dedicación en la recuperación de tu hijo. Ahí ya no hay lugar a dudas: Será lo que tenga que ser. Pues en muchas madres de Madrid, de España, cuando viajo y las veo, lo veo. Encuentro todo eso en ellas. Y es admirable, y emocionante.
Estos días, en los que tuve que buscar un vídeo de cuando hacía la terapia Doman a Felipón para una madre que me pidió saber cómo era el "chaleco antirodar" para que un niño deje de rodar como una croqueta para trasladarse y comience a arrastrarse, me acordé de lo que era el trabajo durante horas. Y ahora que me he hecho más cómoda, porque Felipón va al colegio, ya no le dedico tanto tiempo, no hay profesionales aquí a los que llevarle, tengo momentos de dudas. ¿Estaré haciendo todo lo que debo? ¿Está bien haber dejado tanto tiempo en estas vacaciones y durante el día el año, al juego, a estar en el parque o en la piscina? Nunca sabes. ¿Felipón estaría ya andando solo sin parar, o corriendo, o montando en bici? ¿Está así de bien por toda nuestra trayectoria o estaría mejor si yo lo hubiera hecho de otra manera? Porque el tiempo en un niño con lesión cerebral juega en contra si no lo aprovechas. No tengo la respuesta. Sólo os traslado mis dudas, porque sé que igual que yo las tenéis vosotras. A veces a la inversa. Muchas pensáis: pruebo demasiado y no le dejo ser niño.
La Vida sabe que no me gusta quedarme en el espacio de la comodidad, sabe que me encantan los retos y me divierte cómo éstos me exigen cada vez dar un paso más hacia delante en mi misma, y por eso me los pone en los momentos más inesperados. Pero es con esa "Vida" que me pone retos con la que hablo a diario para saber por donde o para qué.
Justo hace un año, pregunté a la Vida si estaba haciendo por Felipón todo lo que debía o había algo más que pudiera hacer. Y en ese momento apareció mi vecina y me mandó a Hong Kong a conocer al Profesor Chan. Hace justo un año estaba preparando las maletas, con la respuesta en el corazón. Hoy tengo las mismas dudas, de pronto, me asaltan. Siempre hay un algo más.
Por eso pregunto de nuevo a la Vida, hoy, si hay algo más que pueda hacer por mi hijo que no esté haciendo. Y justo en estos días Felipón está dando más pasos solos que nunca, y más recto también.
En un rato le haré la terapia de Chan. Tengo la gran suerte de tener sus máquinas en casa, de poder aplicar lo que he aprendido en este último viaje, que de nuevo he compartido con muchas familias. Puedo trabajar, y trabajo, en dar energía a sus chakras, porque tiene todo el sentido del mundo tener que dar energía al cuerpo para que éste pueda realizar cambios profundos incluso a nivel celular. Puedo trabajar y trabajo en hacer detox de columna, de intestinos, en la caja torácica, en el cráneo o en trabajar el cerebelo, según el programa que me han mandado hacer. Puedo trabajar y trabajo en poner mi intención para que esto ocurra más y mejor. Puedo trabajar en mi para estar bien y salir de las pequeñas o grandes dificultades del día a día con una lección aprendida. Pero, ¿hay algo más que podamos hacer?
Creo que la única respuesta que puedo darme ahora mismo, hasta que la Vida me de otra más, es que las madres somos mujeres y aunque a veces somos o parecemos super héroes, también necesitamos vacaciones de pensar. Y de hacer. Así que con lo que tenemos en la mano, con gestionar cada día de estas vacaciones con una sonrisa, sin entrar en el debate, en la polémica familiar, creo que estamos cambiando el mundo, nuestro mundo, y más allá, y además trabajando en la estimulación de nuestro hijo, que al fin y al cabo, siempre digo, es una de las muchas cosas que vino a enseñarnos.
Además, sólo así, sólo estando en nosotras, nos estamos preparando para que nos lleguen esas respuestas que a veces pedimos. Para que seamos conscientes de quienes somos, más allá de un ama de casa, más allá de una esposa regañona o complaciente, más allá de una ejecutiva estresada, más allá de una hija o de una madre, somos seres que venimos a aprender, a trascender dificultades, a sanar comportamientos y actitudes, y sobre todo, a ser felices aquí, en la Tierra.
Estos días, por muchos motivos, están siendo fuertes, de sacar conclusiones, de saber a marchas forzadas, sobre mi. Muchos cambios en septiembre en mi vida, muchos proyectos.
La que pueda seguir con su rutina sin caer en la desesperación, y vea que es bueno para todos, que siga. La que tenga que hacer un paréntesis, que lo haga. Que los grandes estirones siempre se han dado en vacaciones.
Besos a todos
Rocío
PD: Celebramos la última semana de colegio el primer cumpleaños de Felipón con sus amigos del colegio.
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