Comparto el vídeo de Felipón andando sólo

¡Hola a todos!

Este post es casi únicamente para mostraros algo que emociona... Cuando un niño con lesión cerebral avanza es increíble, pero cuando además eres testigo del esfuerzo que les supone y que por fin, él va viendo la luz contigo, y se levanta a pesar de caer una y otra vez, es más increíble aún.

Se lo dedico a todas las familias que sé que se alegran por ello, y que además lo toman como referencia para saber que sus hijos pueden conseguirlo. Pero también se lo dedico a Diego Otero, porque siempre está ahí con su apoyo y porque me mandó el otro día un vídeo de otra niña de cinco años que lo había conseguido.

Que ande, aunque sean pasos, y que se lo crea... Una ecuación mágica.






Otro avance más es que está nadando con manguitos en vez de con flotador, ¡y que me avisa para hacer pis y caca antes de habérselo hecho encima! Muchas cosas, la verdad.

Yo sigo con la terapia del Profesor Chan y abriendo y cerrando chakras ;).

Para quien busque rutas alternativas, tienen pensado venir el primer fin de semana de octubre. Pero para que esto ocurra debemos juntar un grupo de familias, ¡el tercero! Poco a poco somos más quienes nos formamos en meridianos y la necesidad de trabajar más allá del cuerpo físico. La ciencia ya ha demostrado que somos energía informada, y creo que las familias debemos avanzar en este camino para que tengamos, en algún momento, el respaldo de entidades más grandes que nos apoyen y permitan que terapias con fundamento y años de experiencia detrás sirvan de complemento a las ya establecidas. Que trabajen en equipo, que trabajemos en equipo, familias desde casa y profesionales desde sus lugares de trabajo. Depender de otros nunca fue bueno y el mensaje que me transmitió mi hijo ya desde que estaba en mi tripa fue: practica conmigo, tú puedes ayudarme, pero para eso tienes que estar bien, quererte tú, para así discernir lo que necesito y lo que no.

Si la madre está bien, descansada y contenta, el niño está bien.

Me preguntan madres sobre la intención. Chan siempre pide que trabajemos con intención. Hay libros que hablan sobre ella. ¿Qué es?

Pues sin complicarme en explicaciones que yo tampoco entiendo, y con el riesgo a equivocarme, la intención es nuestra atención enfocada en una dirección, con un objetivo claro. Y según Joe Dispenza, acompañada además de una emoción de alta vibración. Luego, debemos conocernos, identificar nuestras emociones, trabajar nuestros bloqueos para que nuestra intención sea efectiva. Antes siempre aplicaba lo que leía en libros, pero no me funcionaba. Cerraba los ojos, apretaba mis músculos, y me daba mucha ansiedad repetir mi deseo una y otra vez. Y nada. Porque unas veces sale y otras no.

Claro, la tercera cosa es soltar, no atarnos al resultado, porque la Vida tiene mejor idea de lo que necesitamos. No resignarse, comprender que todo tiene un fin, un par qué, y aceptar.

Y la intención necesita tiempo para que se transforme la realidad, para que seamos conscientes de que la estamos co-creando con una energía superior. Dios no está fuera, está dentro de nosotros. Esa es la diferencia. Rezar sin más es pedir hacia fuera, que está bien porque desde luego que creo que hay algo fuera, pero es unirnos con Él. Fluir con la Vida, entregarnos a ella, confiar, sabernos divinos y dignos de serlo.

Para mi la intención es sutil.

Todo es energía. Nosotros y lo que nos pasa. Sé de muchos casos aparte del mío, que han pasado de querer controlarlo todo a soltar y que de repente nos sintamos co-creadores, y afortunados, pase lo que pase. Por aprender, por ser, por existir. Con que nuestros hijos consigan eso, ya debemos sentir que han cumplido su propósito.

Empezaba el post con mi hijo andando sólo. Lo sigo diciendo, si tu hijo no anda, porque su lesión sea tan grave que no sea posible, o por alguna razón que desconocemos, ayúdale buscando tu propio caminar sin agarrarte de la mano de nadie... Sé tú. Lo repito tanto quizás para escucharme yo también, no es fácil encontrar los huecos. Pero los debemos hacer para que nos den masaje a nosotras, para visitar un lugar que nos guste, solas, para escuchar música que nos haga vibrar, hacer deporte, yoga, estar en silencio, leer...

Ayer conseguí escaparme y cogí el coche. Conduje dos horas, hasta cerca de Marsella. Crucé el bosque sagrado con mi perro Mimo. Creo que este bosque tiene truco porque a pesar de que vi peregrinos, caminaba sola y volví más sola aún. Creo también que contrataron a los rayos, relámpagos y truenos para que retumbaran en la montaña y lo hiciera más impresionante aún.

Por fin llegué a la gruta donde María Magdalena pasó retirada sus últimos treinta años de vida tras desembarcar en tierras francesas, huyendo hace 2000 años de los romanos. Tras la crucifixión de Jesús, como lo hicieron otros discípulos. Apasionante. Es un lugar de culto, custodiado por los Padres Dominicos. Allí están sus reliquias. Y el silencio. Me senté un rato, con Mimo en brazos. Fuera había un cartel que decía: perros no. Si le ataba iba a ladrar. Y después de subir una hora con sudores de los gordos, me moría al pensar que no iba a poder entrar. Así que le pedí a María Magdalena que intercediera y le hiciera invisible en mis brazos. Mi intención a tope. En Francia es verdad que son muy respetuosos con los perros, y si los llevas en brazos y no molestan, pueden entrar en casi todas partes. Funcionó y nos sentamos los dos un buen rato en un frío banco de aquella cueva. Quedó entre María Magdalena y yo nuestra conversación. Mimo tendría la suya, eso no lo dudo.





Como todo no podía ser tan espiritual, acabé mi día en Ikea, en Toulon. Es el más cerca de mi casa. Al final vivimos en esta dimensión, planeta tierra, y de las nubes bajar al suelo. A vivir.

Besos!!!

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