Queridos todos,
Llevaba días sabiendo que me tocaba sentarme a escribir. Que me apetecía sentarme a escribir pero no podía porque como sabéis, tuve la genial idea de empezar la carrera de osteopatía. Me esperan 4 years (en este ordenador no encuentro la n con palito arriba tan espanola (palito arriba). Estoy en plenos exámenes y esta madrugada me he despertado angustiada porque el examen de ayer me salió mal, anatomía, a pesar de haber estudiado mucho, y deberé repetirlo en tres semanas. Es tanta materia. Y me gusta tanto. El cerebro en la teoría y en la práctica en casa desde que nació mi hijo hace 8 anos (palito arriba). Como si tuviera que dar luz a la oscuridad que tengo dentro cuando toco una cabeza o unos pies, cuando aplico alguna de las técnicas que he aprendido. Ya no es suficiente saber que estoy ayudando a esa persona, que soy canal, que casi siempre se producen cambios y que son buenos (mi madre comenzó a dormir tras su operación con mis sesiones, se le quitaron los dolores... y así con mis hijos, mis amigos...). Ya no es suficiente con ser una terapeuta ciega movida por la intuición y sensaciones físicas. Un anhelo extrano (palito arriba) y latente me invade desde hace tiempo. Necesito estudiar el cuerpo humano. Mientras, los 3 enanos en casa confinados desde hace 3 semanas y sin previsión de que vuelvan al colegio tal y como están las cosas en Portugal.
Feliz y adaptada (aunque algo desesperada de no dormir demasiado para estudiar por las noches), agradezco por ejemplo que con el confinamiento en el colegio han descubierto que Felipón puede hacer muchas más cosas de las que parecía. No tiene apoyo y la profesora no puede prestarle continuamente más atención a él que a los demás ninos (palito arriba). Así que me llamó para pedirme disculpas porque ha visto que su potencial es mucho mayor de lo que parece. Le expliqué que tiene la capacidad (y gran control sobre sus emociones y su cuerpo) de convertirse en silla como un camaleón si hace falta para pasar desapercibido y no trabajar. No esforzarse. Porque efectivamente le cuesta más que a los demás ninos (palito arriba) y se superponen varios factores al mismo tiempo. Su cuerpo y su mente requieren más energía para entender y hacer las cosas, no escribe con su lapiz sino con el teclado y no va a la misma velocidad, no es fácil cambiar de idioma cada 3 years, que los demás ninos (palito arriba) le llamen "discapacitado" y bebé y a la vez le quieran ayudar... y por supuesto, es perezoso y caradura.
Así que le pedí por favor a la profesora en esa conversación que si ocupa el 10 % de su tiempo en estar con él para hacer la actividad que sea, ese tiempo es más que suficiente, porque es lo que hay (hasta que puedan contratar a una persona de apoyo como parece que ocurrirá el year que viene), pero que por favor en ese tiempo, le considere un nino (palito arriba) "normal" y le exija. Que no sienta pena cuando vea que se le cae la cabeza hacia un lado o ponga cara de "no estoy". Que hay una parte de realidad y una parte de ficción y ahí está el truco. Que los ninos (a partir de ahora, imaginaros vosotros por favor cuando hay palito arriba) con discapacidad, sea la que sea, vienen a despertarnos y a exigirnos que todo nuestro yo esté atento. En cuerpo y en alma. Porque sus padres, y sus profesores, somos su ventana al mundo. Debemos así tener los cristales limpios para que los demás vean a través de ellos el maravilloso paisaje. Porque nada es lo que parece. A veces es menos y a veces es más. A veces pueden y a veces no pero es igual de "malo" pasarse que quedarse. Porque sobreprotegerles les convierte en tiranos y en víctimas además.
Felipón estos días llora cuando le pido que copie un poema en el ordenador. Desde la primera letra hasta la última. Y llora si salimos a dar un paseo desde el primer paso hasta el último. En el colegio su estrategia sin embargo es convertirse en silla o en cemento en el patio para no molestar ni llamar la atención. Pereza y miedo a hacer el ridículo. Deseo de quererlo hacer como los demás y alivio al ver que otros lo hacen por él. Auto-exigencia. Impotencia. No se ve diferente tengo que decir. Ni peor tampoco.
Hoy me levanté con la intención de hablaros de la DISCIPLINA sin obsesión. De disciplina porque sé que es lo único que puede hacer en este confinamiento que Felipe aprenda lo que tiene que apender. O mucho menos, pero la única forma de darlo todo. A leer palabras más largas, a sumar... Y también disciplina para despertarme y responsabilizarme de "despertar" con la misma constancia con la que me levanto cada día para trabajar o limpiar la casa. Disciplina como palabra del día y del mes. Otras veces fue intención, recordaréis en este blog, o entrega, o agradecimiento, o compasión.
Acordarnos en esa multitud de quehaceres con la misma disciplina que aplicamos a diario para preparar el desayuno, los informes en la oficina, y con el mismo amor que ponemos a contar el cuento cada noche o cepillar el pelo de nustros hijos, de esa intención de reconocer nuestros dones, de recordar nuestro propósito de vida, de saber que somos más de lo que parece, que hemos venido a aprender y a regalar tanto o más de lo que recibimos. Y que sea una disciplina en agradecimiento constante. Nunca bajo la sombra de la culpa o la exigencia entendida como tal, vacía de amor.
Ser consicentes de que Dios, la Vida, lo más grande, se expresa a través nuestro. Que somos en esencia la suma de ello y la resta y la multiplicación cuántica de lo más sagrado e infinito. Y desconocido.
Os invito a ello. Igual que me invito a mi. A ser disciplinados. Y a la vez flexibles. A tomar las riendas y a la vez soltarlas. A no vivir más dormidos. A despertar nuestro yo más auténtico. A comprometernos y a ser honestos con nosotros. A entregarnos pero nunca resignarnos.
A ser discplinados en meditar y visualizar.
Hazte amigo de tu personaje y crea con él desde el alma. Vive en lo sutil y haz que lo sutil sea semilla de lo terrenal. Hay miles de historias ahí fuera que nos llaman la atención y nos provocan cierta envidia. Los demás sí pero yo no... Si me tocara la lotería... Si hubiera estudiado otra cosa... Si... Y si juegas a inventar y le das forma a la irrealidad. Si te ríes de ti mismo al ver que vuelves a creer y confiar y te esfuerzas con disciplinia férrea cuando no te salga al principio con la soltura de cuando eras más joven. Si das paso a algo más. Si te vuelves brillante de nuevo. Si preguntas y hablas con lo invisible. Si te escondes y haces pillerías.
Te invito, si ya estás en clase avanzada de adaptarte y comprender que todo ocurre por un bien superior, si ya sonríes y agradeces, si ya te sientes conectada, si trabajas de manera constante en mejorar... te invito a crear. No vaya a ser que nos paremos aquí y creamos que ya hemos llegado, que es la Vida quien debe enviarnos la siguiente senal. Si tocamos puertas o incluso las abrimos con cierta desobedicencia, con curioso atrevimiento. Te invito a inventar un día a día diferente en ti. Te invito a que invites a la sorpresa. Te invito a imaginar que mereces eso que tanto deseas. Te invito a sentir que no pesas. Que vuelas. Que plantas bien los pies en la tierra húmeda. Que no tienes miedo a nada. Ni a lo que piensen los demás. Eso ya son palabras mayores...
Si la abundancia te correspondiera. Qué sería abundancia para ti... Ese pellizo que te da el corazón al leer esta frase. Siente. No pares. Empuja esa puerta.
Cada uno está viviendo su Covid particular. De maneras y con aprendizajes tan diferentes que no se debe comparar ni hacer uso de ello para comentar sin más el número de muertos del día. Debemos poner lo mejor por nuestra parte, atención, foco, comprensión, amabilidad, humildad, amor y todas las calificaciones buenas que encontremos para vivir con más consciencia cada día. Para brillar más y que este brillo se expanda y se cuele por las ventanas de los hospitales. Que los enfermos sientan el amanecer a través nuestro. Que su soledad se llene de imágenes que nosotros dibujemos y su habitación de estrellas y burbujas gigantes que puedan explotar y llenarse de nuevo de ilusión. Pase lo que pase, nunca es tarde para despertar, ni siquiera a un paso del cielo. O de lo que venga después, cada cual según sus creencias. No nos vemos pero estamos.
O acaso por no tener delante una playa paradisiaca, creemos que no existe.
Besos y abrazos. Hasta la próxima.
Rocío ~
Perdonad que los márgenes, además hoy, se han vuelto locos y no se justifican. Me mondo.
Rocío, maravillosa, me encanta leerte. Espero ver todas estas cartas en un nuevo libro.
ResponderEliminarNo hay límites,tu nos lo muestras con tu tesón.
Enhorabuena una vez más.
En cuanto termine los exámenes me pongo a escribir. Muero de ganas. Aunque no sé qué saldrá 😆🥰 gracias por tus palabras
EliminarGracias por la magia que trasmites. Un abrazo.
ResponderEliminarA ti, Yeli. Ya sabes que esto es una carrera de relevos. Un beso grande 🥰
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