¡¡¡Buenos días a todo el mundo!!!
El día de mi cumpleaños es muy especial para mi siempre, no porque tenga regalos, que no los tengo ni los pido, sino porque desde pequeña cumplir años es sinónimo de vivir. Anoche lo hablaba con Chus, un maravilloso descubrimiento como mujer y médico. Para ella la vida también es cumplir años y celebrarlo. Significa que has llegado hasta aquí y que eres consciente de lo que eso supone.
También me decía en un mensaje de Instagram una persona que, a pesar de seguirme y "admirarme", no está de acuerdo en que denominara regalo sólo a mi hijo Felipe. Por aquí aprovecho para decir, por si alguien más piensa eso, debe ser que me he explicado muy mal, que regalo no es sólo mi hijo Felipe, en ese caso lo serían por igual los tres, lo es la maternidad y el amor que me ha traído, amor que nunca antes había experimentado igual, y sobre todo, quiero gritar a los cuatro vientos, que regalo no es la discapacidad en sí misma, repito una vez más que ésta es una faena, por no decir otra cosa, lo es el despertar al que me ha arrastrado, empujado y embarcado, sin miramientos ni pudor. Ser madre en sí te abre las entrañas, de todas las formas posibles, hacerlo de una manera tan especial no te permite tomarte tiempos.
Justo hablaba de tiempo en mi último post. Cada tiempo es diferente. Y cada maternidad es diferente, ni mejor ni peor, cada niño, cada persona, cada experiencia, cada obstáculo, cada miedo, cada todo, es diferente y un hilo del que tirar para encontrarte. Sólo tomar perspectiva, pienso, te permite tirar de él y disfrutarlo. Y esa perspectiva pienso, esto son sólo pensamientos, se toma mejor, o más bien sólo, si estás descansada. O sea, sin estar cansada/o. Hablaba estos días con mis amigas de siempre, de que los gritos de la hora de acostarse para que los niños se metan en la cama y apeguen la luz o los gritos cuando intentas que se vistan por las mañanas para llegar puntuales al cole, o algo que se le parezca, sólo son evitables si dormimos bien y si tenemos el estrés dentro de los límites normales y no lo superamos con "extras". Los extras no son "controlables", vienen solos. Pero es que normalmente los aderezamos con "extras" propios, uno detrás de otro, y evitamos la solución como si ahí nos manejáramos con mayor soltura. No tomamos descansos cuando podemos o si no podemos, no lo buscamos tampoco y dejamos de identificar las señales para que esa señal de sordera sea la señal de formar parte de toda esta locura mundial.
Me recuerdo a diario que mi mundo no es en el que vivo, que también, sino mi mundo, el que me hago y respiro a diario. Demasiada información me bloquea. Nos bloquea. Y lo permitimos.
Por eso debemos descansar, dormir y respirar. Para saltar de la rueda de hamster. Y girar pero de otra manera. Que girar podemos girar, y debemos girar mientras sigamos celebrando cumpleaños aquí, pero en lo sutil, manejamos las cosas de otras manera. Sentimos con perspectiva. No hay necesidad de gritar y podemos reír más y mejor, de tu propia sombra. Creo en la magia, en la magia de Peter Pan que la busca en el caos del cuarto de Wendy. Y en los regalos, aunque no estén envueltos en papel bonito.
Siento que ya es el momento de volver a Madrid en junio. Sigo sin encontrar el colegio adecuado para Pipo aquí, para su discapacidad, para que le enseñen como él necesita y tenga el apoyo que necesita para que sus manos no sean nunca más un problema, ni tampoco su forma de pensar o ver las líneas rectas, los derechas y los izquierdas, para que su percepción del tiempo sea tan perfecta como lo es ya. Cris Cot, maravillosa profesora de Fundación Numen me ayuda en estos momentos a encontrar ese sitio donde mi hijo pueda desarrollar su máximo potencial como cualquier niño y ser humano debería hacer. Es un derecho universal y divino, permitirnos alcanzar el sol y volar tan alto como cada uno queramos con independencia del tipo de avión que nos haya tocado pilotar. Nada es un problema salvo la falta de perspectiva. Una vez más.
Candela no quiere volver a España, prefiere mantener a sus amigas de aquí, no está dispuesta a soltar tan fácilmente la burbuja que hemos creado. La adoro, admiro y respeto por ello. Y a mi me cuesta pero priorizo. Y sé que vuelvo a casa. La llevo conmigo y para colmo, toda la gente que quiero, nos espera. Un trabajo con el que no puedo estar más feliz, un equipo que me hace cada día el regalo de compartir y remar en la misma dirección, unas familias que comparten y reman con nosotros de la misma manera.
Dejé oficialmente hace dos días la carrera d osteopatía aquí para seguir en septiembre en Madrid. Allí no es carrera oficial pero hay una Escuela donde se le parece bastante y en la que me convalidan asignaturas por si algún día en España damos a la osteopatía el sitio que merece como ya ocurre en otros países europeos. He aprobado todo hasta aquí, he sacado muchas veces las mejores notas de la clase, he aprendido mucho y terminaré en unos años más para saber tocar cabezas y cuerpos con conocimiento y técnica y así poder manejar la intuición a través de mis manos con mayor soltura aún.
De otro lado, os invito a inscribiros en el I Torneo de Padel solidario que estamos organizando la Fundación Bertín Osborne y el Club Mad4Padel los días 10, 11 y 12 de diciembre. Tenemos regalos increíbles para los ganadores y en la rifa solidaria, empresas y marcas geniales que nos ayudado a hacerlo posible... Por las fechas pre-navideñas andamos todos muy liados y aún quedan plazas libres así sacad vuestro espíritu navideño y tiempo y venid juguéis mal o bien, seáis niños o adultos, mujeres u hombres. Ayudadnos a ayudar. Todo el dinero recaudado irá destinado a terminar de dar forma al Servicio de asesoramiento y apoyo integral y gratuito 24h/365 días al año en el que ya estamos trabajando, ofreciendo formación e información en todas las materias que suponen un quebradero de cabeza para las familias que tenemos hijos con discapacidad. Un sueño, vamos. Lleno de buenos profesionales, herramientas, respuestas, practicidad, soluciones y mucho amor e ilusión.
Os mando un beso enorme a todos. Os veo en Navidad, otra fecha en la que me gusta escribiros.
Gracias, por cierto, Álvaro Galán, por todo lo que das, me das... Y por ser mi malvado recordatorio de que lo bueno vale dinero (ahora toca buscarlo).
Rocío
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